martes, 9 de diciembre de 2014

Por un puñado de votos

Para ciertas cosas no hace falta ser economista o futurólogo. Desde principios de año, o quizás antes, sabemos que el gobierno plantearía una reforma fiscal que implique una reducción en IRPF. No es que seamos muy listos, simplemente sabíamos que en 2015 hay elecciones, por tanto, para finales de 2014 el gobierno tiene que dar tres noticias: bajada de impuestos, crecimiento económico y reducción del paro.

No seré yo quien discuta el crecimiento económico o la reducción de la cifra de parados, que como casi todos los datos y números tienen miles de interpretaciones. Lo realmente vergonzoso y de mal gusto, es escuchar a los representantes del gobierno leer cientos de artículos y post, donde nos instan a que aplaudamos el ahorro que supondrá la reforma fiscal en nuestras nóminas durante el 2015 y, por consiguiente, el gran favor que nos hacen desde el gobierno.

La reforma fiscal realmente reduce los tipos de gravámenes del IRPF, es decir, en enero cobraremos unos pocos euros más. El engaño está en que simultáneamente se eliminan numerosas deducciones. Se eliminan, por ejemplo, las exenciones en dividendos, las deducciones para las donaciones a fundaciones, las deducciones por cuentas de ahorro y la deducción por obtención de rendimientos del trabajo y actividades económicas.

Otras de la medidas encubiertas que nos perjudicarán son la eliminación de  los coeficientes de actualización y abatimiento en las ventas de viviendas de segunda mano, dado que grava unas plusvalías inexistentes.

Algo que ningún gobierno debería hacer, sin entrar en ideologías o colores, es utilizar los medios de comunicación para dar “bombo y platillo” a reformas de manera sesgada, con el único objetivo de ganar votos en un año de elecciones. Estamos utilizando al Estado como parte de la maquinaria electoral de los partidos políticos, que aparte de ser de mal gusto, quizás debería ser considerado como delito. El gran problema que tenemos, en nuestro país, es que no es la primera ni será la última vez que ha sucedido o sucederá.


Luis H.-Cachalvite Manzano

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