La crisis financiera ha provocado que
el crédito no fluya de manera fácil y constante desde bancos hacia Pymes, por
mucho que nos digan desde el Banco Central Europeo que inyectan fondos para la
regeneración del mercado financiero y crediticio, esos fondos nunca llegan a
las pequeñas y medianas empresas de una manera directa, puesto que los
intereses de los denominados mercados están enfocados en dirección totalmente
opuesta.
Como siempre los dueños y directivos
de las Pyme, que son realmente los grandes empresarios de nuestro país, ante la
escasez de crédito bancario para sus empresas han impulsado el desarrollo de
formulas alternativas de financiación. No creamos que nuestros empresarios han
descubierto un modelo nuevo de financiación, simplemente están intentado
implantar un modelo de éxito como el de Estados Unidos, donde tan solo el 30%
de la financiación viene vía banca frente el 80% que teníamos en España con
anterioridad a la crisis.
De las
múltiples fuentes de financiación alternativa que podemos encontrar para
financiar una Pyme destacan:
Los Fondos de Capital Riesgo,
que son fondos creados por entidades financieras cuyo objeto consiste en la
toma de participaciones temporales en el capital de empresas. Con la aportación
de fondos, la empresa puede desarrollarse y aumentar su valor. Una vez madurada
la inversión, el fondo de capital riesgo se retira vendiendo su participación,
tratando de obtener un beneficio en la operación.
Un instrumento como el Préstamo
Participativo, que sirve para incrementar los fondos propios y acometer
proyectos de inversión. Su principal características es que los intereses del
préstamo están ligados a los propios resultados de la empresa.
El Mercado
Alternativo Bursátil (MAB) y el Mercado Alternativo de Renta Fija son
plataformas de contratación electrónica. El MAB, similar a la bolsa pero se
dirige exclusivamente al mundo pyme y proporciona financiación, liquidez, con
un coste sensiblemente inferior a la financiación bancaria. El Mercado
Alternativo de Renta Fija tiene por objeto que las pymes puedan emitir
productos de renta fija ,pagarés y bonos, principalmente a corto plazo, a
semejanza de las grandes compañías, pero sin los enormes costes en los que
tienen que incurrir.
También es importante el papel de la
Sociedades de Garantía Reciproca, que se centra en la prestación de avales a
las empresas asociadas a su organización. Estos avales permiten condiciones
preferentes a la hora de acceder a préstamos de bancos y cajas.
Los contratos de alquiler a largo
plazo tipo Leasing o Renting, permiten la adquisición de todo tipo de bienes de
equipo, materiales e incluso inmuebles, adquiridos a cambio de una
contraprestación consistente en el abono periódico de cuotas. Ambas se en que
el Leasing tiene incluida una obligación de compra al final del contrato.
Finalmente, la cesión temporal de la
cartera de cobros de clientes ,facturas, recibos, letras, etc.. conocida como
Factoring. Este producto consiste en un contrato mediante el cual la empresa traspasa el servicio futuro de cobros
de los créditos y facturas existentes a su favor, y a
cambio obtiene, de manera inmediata, el dinero a que esas operaciones se
refiere, aunque con un descuento.
Existen otras herramientas de
financiación alternativa, pero muchas enfocadas a start-up y empresas en un
fase más embrionaria, como puede ser Business Angels, Crowdfunding, Incubadoras de Startups, Aceleradoras de Startups, Crowdlending...
De la misma forma que los empresarios
llevan años trabajando en la diversificación de productos y clientes,
realizando grandes esfuerzos para la diversificación entre mercados geográfico,
ahora deberían incorporar una nueva diversificación, que viendo la experiencia
pasada y las perspectivas de futuro, posiblemente sea igual de importante que
todas las anteriores. Las Pymes post-crisis deberán tener diferentes
alternativas de financiación tanto bancaria como no bancaria, y olvidar el
viejo modelo de hacer negocios tan solo con la entidad de toda la vida.