El "Entroido" ya está
aquí. Nuestra ciudad y villas, ya se comienzan a disfrazar y vivir esta época
del año donde ser crítico y satírico, es políticamente correcto. Comenzaron
compadre y comadres, en breve, llegaran los días grandes. En estos días,
veremos a multitud de personas por calles principales de Verín, Xinzo... hasta
notaremos el aumento de gente en Ourense capital. También será el momento en
que los instituciones, hosteleros y medios de comunicación, comenzaran a hablar
de cantidad de turistas o de los porcentajes de ocupación de los
establecimientos hoteleros en la provincia.
Nadie puede negar, que nuestro
carnaval es diferente y especial, que atrae a muchísima gente para conocer
nuestras tradiciones y de paso nuestra gastronomía. En esos días pasearemos por
el centro y veremos muchísima más gente que de costumbre. Habitualmente nos
preguntamos ¿Pero donde se mete toda esta gente el resto del año? La respuesta
políticamente correcta será, turistas que vienen a conocer nuestra provincia.
Seguramente muchos son turistas, pero fijándonos en la cara de la gente, nos
vamos dando cuenta que muchas de esas caras nos suenan de hace años, recordamos
caras de cuando éramos niños e íbamos al colegio o al instituto. En ese
momento, es cuando te das cuenta que igual no son los típicos turistas sino que
son ourensanos que vienen a ver a su familias y amigos, pues vemos a los
abuelos de Ourense paseando con sus preciosos nietos de Madrid, Barcelona...
Puede ser "a morriña" o
tal vez la adicción a la radiación al radón, pero la gran cuestión no es porque
vuelven nuestra gente siempre que puede a casa, lo realmente importante es porque
se sigue marchando la gente, porque nuestra provincia es una gran potencia en
la exportación de personas y no en la venta productos agrícolas o industriales.
Quizás las políticas de las instituciones, debería estar encaminadas en
retornar y afianzar nuestra población, pero no como turistas, sino como trabajadores
de calidad y de manera permanente. Una importante reflexión que debemos hace
es, que si somos los grandes trabajadores de la península lo raro es que no
seamos la gran provincia del trabajo.
Ourense tiene un problema de
envejecimiento y de despoblación, cada año somos menos ourensanos en Ourense. Salvo
cuando son fiestas o vacaciones, en esos periodos volvemos a conquistar
nuestras calles. No obstante, hay cierta población que no hace falta que vuelva,
son aquellos que por tener dinero o vivir en una gran metrópoli, piensan que
todo el mundo debe hacer les la pelota o dejar que hagan y digan lo que
quieran. El problema no son solo ellos, que tiene unos aires de grandeza
rancios y casposos, el problema real son aquellos establecimientos serviles que
por una compra en rebajas de unos poco cientos de euro son capaces de olvidar
que el resto del año vive de los vulgares ourensanitos que compramos de decenas
en decenas de euros.