Publicado en La Voz de Galicia (Edición Ourense)el 21 de Enero de 2016
Realmente
creemos qué Ourense tiene una industria turística. En época electoral a más de
uno y de dos candidatos, de diferentes partidos políticos, se les llenó la boca
hablando de la industria turística ourensana. Hablaban de nuestra provincia
como centro neurálgico del termalismo en Europa. Ahora bien, no debemos olvidar
que para poder hablar de industria termal no solo basta con tener una gran
cantidad de aguas minerales, es totalmente imprescindible tener un infraestructura
hotelera, balnearios y servicios de alta calidad.
A
día de hoy, además de una limitada capacidad hotelera, en nuestra capital no
tenemos un hotel balneario que pueda ser el motor o el centro de referencia de
la tan renombrada Capital Termal. Creo que todos estamos de acuerdo en que termalismo
no son cuatro pozas, con un manteniendo y unas atenciones más bien escasas. El
termalismo como concepto turístico debe comprender mucho más, debe cubrir desde
la estación de Ave, pasando por la oficina de turismo y los transporte urbanos
de calidad, hasta una extensa y variada carta de locales de restauración y
ocio.
Si
realmente nuestros políticos, y en consecuencia los ourensanos, pues no
olvidemos que a los políticos los elegimos los ciudadanos libremente, quieren basar nuestro crecimiento y nuestro
modelo industrial en el sector turístico, no deberíamos centrarlo exclusivamente
en la riqueza termal. Hay otro tipo de actividades, como festivales de cine,
teatro o música, eventos deportivos o lúdico gastronómicos, que tienen un "efecto
llamada" muy importante, haciendo de nuestra ciudad el centro neurálgico
de los aficionados y seguidores de este tipo de eventos que, al visitarnos, se
hacen consumidores y admiradores de nuestras charcas.
Sinceramente
creo que debemos reflexionar y poner los pies en el suelo. A día de hoy estamos
muy lejos de ser una industria turística, carecemos de instalaciones e
infraestructuras mínimas necesarias En realidad y por desgracia, Ourense está
muy lejos de ser cualquier tipo de industria, tal vez sea mejor ser una
tranquila ciudad industrial del norte que intentar convertirnos en un seudo
Benidorm, con mas frío y mal tiempo, donde los jubilados de todo el país vengan
a tomar aguas pues se las ha recetado su médico de cabecera.
Lo
importante es dar confianza y tranquilidad a los ciudadanos, se debe apostar
por un modelo, trabajar por objetivos reales y conseguibles. Sin engañarnos con
falsas ilusiones, pues la confianza en la industria turística, si realmente es
el modelo que se buscara en futuro y no existe un cambio por una mas
propagandístico, será la única manera continuar con el arraigo y mantener la
población y no convertimos en una provincia envejecida, en la que solo hay
ourensanos de visita por Navidad y vacaciones.
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