martes, 16 de septiembre de 2014

La gasolina, sin oro por favor




Tras la presentación del último informe de supervisión sobre la distribución de carburantes en estaciones de servicio de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), se pone de manifiesto algo que las personas que viajamos habitualmente en coche fuera de Galicia, ya nos habíamos dado cuenta: el gasóleo en las cuatro provincias gallegas es el más caro de toda la península destacando sobre manera (en la actualidad el litro de gasóleo llega a ser 20 céntimos más caro en Ourense que en Portugal).


El precio del litro de gasolina o gasóleo tan solo depende en un 42 % del precio de cotización del famoso barril de petróleo Brent, recordemos que son cotizaciones en mercados de futuros, es decir, el precio que nos informan hoy los diferentes medios de comunicación no es aplicable hasta dentro de unos meses. Pero casualidades de la vida, al día siguiente las grandes petroleras nos repercuten los cambios de precio en las gasolineras, eso sí,  siempre que el precio suba, puesto que si es una bajada en la cotización suelen olvidarse durante semanas. El otro 58% del precio de las gasolinas son Impuestos indirectos y costes fijos, a lo cual Competencia nos puntualiza, en su informe, que los precios finales son «comparativamente más bajos» porque la carga impositiva en España es inferior a la Eurozona; sin embargo, Competencia  no puntualiza que el salario bruto de España es ciertamente inferior que la media de la Unión Europea. Por lo tanto, el  esfuerzo que supone para los españoles es claramente superior al de otros habitantes de la Unión.


Ahora toca reflexionar sobre como la comunidad, con la séptima menor renta per cápita, tiene los precios más elevados en la venta de gasolinas. Recordemos que a finales del año pasado se nos anunció una subida de varios céntimos por litro de combustible, para poder tener mejor sanidad en Galicia. Sin embargo, cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea declaró ilegal el céntimo sanitario en Galicia la gasolina no bajó de precio.


Al final, nosotros, conductores gallegos, seguimos con el mismo sistema sanitario, pero debemos asumir un coste muy superior al resto de habitantes peninsulares, lo cual supone una clara desventaja competitiva frente a nuestros competidores. Aunque sinceramente, que la gasolina y el gasóleo estén a precio de oro, no sé si es culpa de los legisladores o de las grandes compañías petroleras; lo que tengo claro, es que cada día tiene mayor repercusión en la economía de nuestra Comunidad y nadie pone ningún tipo de mecanismo, real y no utópico, para hacer frente a esta situación.


Luis H-Cachalvite Manzano

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